El conflicto entre AMLO y la SCJN

Las diferencias entre el poder judicial mexicano y el Andrés Manuel López Obrador no son nuevas, han sido sistemáticos los ataques del dirigente de la 4T hacia la SCJN.

López Obrador ha insistido en destruir al INE y a la SCJN, sabedor que son dos piezas clave para el desenlace del proceso electoral.

Parecía una buena idea que el ministro Záldivar se incorporara a la campaña de Claudia Sheinbaum para aportarle como jurista y académico; sin embargo, con el paso del tiempo su presencia se fue desdibujando al grado de ser marginado desde palacio nacional y desde el equipo de campaña.

Bajo este ambiente de tensión, el Poder Judicial en defensa propia de los ataques de AMLO, inició la investigación por corrupción al ministro Zaldívar, acción que no tiene mayores consecuencias para la SCJN en su relacion con el presidente y la 4T; y por el contrario, le permite subirse al ring de la política.

Desde luego que el ministro Zaldívar tiene razón en decir que es un asunto político electoral. Y lo es porque él es un político en busca de posiciones políticas y es parte de una estructura electoral. Si no hubiera renunciado y estuviera en la SCJN, seria un asunto estrictamente jurídico.

Desde luego que el ministro Zaldívar se equivoca al decir que no hay marco jurídico para encausar, hay disposición expresa en la Constitución, hay acuerdo de la SCJN y una Ley General, se le puede encauzar perfectamente, dejando a salvo sus garantías jurídicas y derechos humanos; y sobre todo que se cumpla con el principio de imparcialidad es decir que sean diferentes las autoridades, investigadoras, resolutoras y sancionadoras. Yo diría sobra marco jurídico.

En este conflicto no hay muchas alternativas, o sale fortalecido la SCJN o la copta la 4T –postura zaldivariana– con costos impensables para el país, e incluso para el proyecto de la 4T.

Existe el ejemplo de Richard Nixon que en los Estados Unidos fue doblegado por la Corte americana y el ejemplo de Hugo Chávez quien copto a la Corte venezolana al grado tal de convertirlos en patiños. Así las cosas, sin matices, ni filtros.

Para los ciudadanos, nos toca votar por el tipo de país que queremos, uno que quiere doblegar al poder judicial por estar al servicio de los ricos, u otras alternativas u otro que los tenga a su servicio propio.

Querido lector quizá estemos viendo a los últimos ministros independientes de nuestro país. Hasta la próxima.