¿Influyen nuestras iniciales en las decisiones que tomamos?

Algunos estudios científicos sugieren que la primera letra de nuestro nombre podría ser decisiva en algunas cuestiones.

A lo largo de nuestra vida nos enfrentamos a decisiones importantes como elegir la ciudad donde vamos a vivir o en qué empresa queremos trabajar. Para esta última cuestión hay una serie de factores a tener en cuenta, como el salario, las condiciones o el lugar de trabajo.

Sin embargo, otros factores menos evidentes también pueden jugar un papel importante sin que ni siquiera lo sepamos. De hecho, los pensamientos inconscientes pueden influir en algunos aspectos de nuestro comportamiento.

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Por ejemplo, la astrología o la numerología sugieren que la primera letra del nombre de una persona puede tener cierta influencia en su vida. De hecho, la teoría del “efecto de las iniciales”, en psicología, se basa en la tendencia de las personas a tener una afinidad o preferencia por las letras que son las mismas que las de sus propias iniciales.

Así, alguien cuyas iniciales son “L.B.” podría decidirse inconscientemente por las cosas que comienzan con esas letras. Ahora bien, ¿hay base científica en todas estas creencias? Lo cierto es que existen investigaciones que se han propuesto profundizar en esta cuestión.

Por ejemplo, un estudio reciente analizó si verdaderamente el hecho de poseer ciertos nombres podría influir sobre decisiones vitales. Es lo que se conoce como ‘determinismo nominativo’. Se daría, por ejemplo, cuando una persona se decide por una profesión o una ciudad para vivir que empiece por la misma letra que su propio nombre.

Pese a que hay información contradictoria sobre este fenómeno, los investigadores se propusieron descubrir si realmente este efecto podría darse en el mundo real. Para ello, aplicaron un análisis basado en el procesamiento del lenguaje natural.

“Hallamos pruebas consistentes de la relación entre los nombres de las personas y la preferencia por decisiones importantes en la vida que empiezan por la misma letra que su nombre de pila”, afirman en un artículo publicado en 2023 por la revista Journal of Personality and Social Psychology.

Una letra inicial, ¿determinante?

Pero no han sido los únicos. Algunos expertos han ido más allá al aseverar que las letras (sobre todo la primera de nuestro nombre) podrían afectar incluso a decisiones como con quién nos casamos o a dónde nos mudamos.

En 2008, investigadores belgas apuntaban que los trabajadores de su país eran más propensos a elegir un lugar de trabajo si la primera letra de su nombre coincidía con la suya. “Demostramos que es más probable que la gente trabaje para empresas cuyas iniciales coincidan que para empresas con otras iniciales”, explicaban.

Concretamente, los psicólogos Frederik Anseel y Wouter Duyck, de la Universidad de Gante (Bélgica), comprobaron hasta qué punto la primera letra del nombre podía determinar el lugar que elegimos para trabajar. Así, registraron en una base de datos la cantidad de veces que la inicial de nombres de empleados belgas coincidía con la primera letra del nombre de su empresa.

De esta forma, los investigadores descubrieron que, efectivamente, existe un efecto de coincidencia entre los nombres de los empleados y la empresa para la que trabajan: hubo un 12% más de probabilidades de coincidir de lo que cabía esperar.

Por tanto, teniendo en cuenta estos resultados, indicaban: “para aproximadamente una de cada nueve personas cuyas iniciales coincidían con la inicial de su empresa, la elección del empleador parece haber estado influida por el hecho de que las letras coincidían”.

Curiosamente, cuando estos psicólogos analizaron todas las letras, descubrieron que este efecto se producía con todas las del abecedario, aunque de forma más evidente en el caso de las iniciales poco habituales.

En esta misma línea indagó Uri Simonsohn, investigador de la Universidad de Pensilvania, que se centró en analizar donaciones realizadas durante campañas políticas en 2004 y descubrió que las primeras iniciales de los nombres de los donantes coincidían con las de sus organizaciones.

“No puedo imaginar que a la gente no le guste más su propia letra que otras letras”, dijo en su momento Simonsohn. Aun así, aclaraba que es más probable que esta preferencia influya en decisiones sobre las que no somos conscientes, como elegir un vino o incluso un fondo de inversión del que no se sabe nada.

Con todo, es importante señalar que estos extremos no cuentan todavía con evidencia científica consistente. Además, aunque se diera ese caso, las iniciales del nombre tendrían un efecto muy sutil en las preferencias personales. Según los expertos, en nuestra vida tienen un impacto mucho mayor factores como la personalidad, los valores o las experiencias.