Analizan modelos de destrucción de nubes moleculares en formación de estrellas

Cúmulo Árbol Navideño en la constelación de Monoceros. Forma parte de la nebulosa de emisión NGC2264. Foto cortesía de Enrique Vázquez Semadeni

Ciudad de México. La naturaleza es capaz de hacer lo que los científicos no hemos logrado: crear un reactor de fusión nuclear en equilibrio; las estrellas son eso, explicó Enrique Vázquez Semadeni, investigador del Instituto de Radioastronomía y Astrofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), campus Morelia.

Durante la conferencia Caos y formación de estrellas, organizada por el Centro Astronómico Clavius de la Universidad Iberoamericana, el físico habló de la constitución de los astros, de nubes de gas molecular, de caos y de la turbulencia predominante en el medio interestelar, conformado por gas, polvo, campos magnéticos y rayos cósmicos.

El investigador señaló que uno de los temas que han atrapado el interés de los científicos en los años recientes es la lentitud de la formación estelar, ya que en la galaxia aparecen unos tres astros nuevos como el Sol al año, aunque una estimación simple permite saber que el máximo posible es unas 100 veces mayor.

Al respecto, hay dos teorías: una es el modelo que se originó en los años 70, y que determina que el nacimiento de estrellas es lento porque la nube molecular no está colapsando, sino cerca de un equilibrio entre su gravedad y la turbulencia.

La otra plantea que las nubes moleculares sí están colapsando, pero la rapidez de formación estelar es baja, porque las nubes se destruyen rápidamente por las primeras estrellas que forman. Esta teoría es la que apoya Vázquez Semadeni y un grupo de científicos, basados en investigaciones de los años 60, actualizadas con lo que se sabe hoy día.

Nuestro trabajo es poner a prueba los dos modelos y tratar de demostrar que el de colapso jerárquico global es más representativo de lo que realmente está pasando. Hay muchas preguntas en el aire.

Vázquez Semadeni, doctor en astronomía por la Universidad de Texas en Austin, agregó que la cuna de las estrellas son las nubes de gas molecular, en las que hay elementos como el hidrógeno y monóxido de carbono, que abundan en los brazos espirales de las galaxias.

Añadió que la nube de Orión, que está junto a la constelación de la cual toma su nombre, es considerada la más cercana a la Tierra (mil 500 años luz), lo que la convierte en la más observada.

Como una pelota de gas

Detalló que las estrellas nacen como una pelota de gas, en la cual la fuerza de gravedad de cada uno de los átomos que la forman atrae a los demás y se mantienen unidos. Entonces, se produce una fuerza de contracción que hace que se caliente, provocando reacciones en su interior que dan lugar a que los átomos de hidrógeno se fusionen para producir helio.

Por esa razón, la formación estelar se origina a partir del colapso gravitacional en una región de la nube molecular, si consideramos que partimos de un gas que era muy tenue y pasamos a algo muy comprimido.

Destacó que en el caso de las estrellas masivas, las reacciones internas causan tanto calor que comienzan a ionizar el gas a su alrededor, y éste se convierte en una especie de burbuja caliente dentro de la nube, en la que el gas comienza a colapsar, a contraer, a formar otras estrellas, y ésta a su vez empieza a calentar su entorno hasta generar una explosión, en la que el gas caliente empuja al que venía y destruye la nube.

Por las imágenes que han observado, expertos concluyen que las nubes moleculares y el medio interestelar son entornos turbulentos, con movimientos desordenados de escalas grandes a más pequeñas, en los que se forman corrientes de gas.

Vázquez Semadeni sostuvo que su equipo de investigación se ha dado a la tarea de estudiar la turbulencia en el espacio y el caos predominante en el universo, donde lo más interesante de la turbulencia es el proceso caótico, en el cual el movimiento de los fluidos puede ser representado por medio de simulaciones numéricas por medio de computadoras.