¿Quienes Dirigen los 16 Museos que gestiona el Ministerio de Cultura y Deporte?
Llamados como los príncipes de la burocracia en los museos, como es que han llegado a esas plazas mediante un absurdo sistema que desemboca en una falta de especialización para cada puesto.
En los últimos años se ha producido una renovación generalizada en la dirección de los museos estatales. En lo que va de mes hemos conocido el nombramiento de Rafael Sabio como director del ARQVA (Museo Nacional de Arqueología Subacuática en Cartagena) y de Rosa Becerril como directora del Museo del Greco en Toledo. Además, está pendiente de resolución otra convocatoria, para la dirección del Museo Nacional de Escultura en Valladolid.
Estas circunstancias invitan a revisar quiénes dirigen en la actualidad los dieciséis museos que gestiona de manera centralizada el Ministerio de Cultura y Deporte a través de su Subdirección General de Museos y, sobre todo, cómo han llegado a esas plazas. En ese análisis se detectan, como comprobaremos, dos vías principales de acceso (siempre en el marco de convocatorias limitadas a ciertos perfiles en la Administración pública): la promoción interna en un mismo museo –protagonizada por los príncipes herederos– y la “recompensa” a funcionarios que han desempeñado cargos de relieve en el propio Ministerio –la alta nobleza en la Casa de las Siete Chimeneas–.
Los museos que dependen de Cultura y Deportes tienen muy diversas características, tamaño y categoría. Algunos son de importancia mayor por sus colecciones, como el Museo Arqueológico Nacional, el Museo de América, el Museo Nacional de Escultura o el Museo Lázaro Galdiano. Otros son extremadamente populares, como el Museo Sorolla, el Museo del Romanticismo y el Museo de Altamira. Todos están infradotados en presupuesto y en personal.
Sus directoras (usaré el femenino, pues son en gran mayoría mujeres) tienen que hacer malabares para asegurar el cumplimiento de las funciones básicas de los museos y no digamos ya para ofrecer actividades complementarias atractivas o desarrollar proyectos fuera de lo ordinario. Lo constatamos hoy mismo, cuando, según informa eldiario.es, los cierres de salas están a la orden del día por déficit de vigilantes.
Pero, además, los esfuerzos de las directoras no están bien reconocidos: ni en lo económico, con remuneraciones inferiores a otros funcionarios de su misma categoría, ni, en la mayoría de los casos, en la esfera social. El Ministerio prefiere un perfil bajo e incluso, en diferentes períodos (y en la actualidad), les ha prohibido que hablen públicamente de sus gozos y –sobre todo– de sus sombras. Vean que en no pocas de las webs de estos museos ni siquiera figura el nombre del director o la directora (ejemplo) y cuesta una barbaridad encontrar fotografías recientes de varias de ellas.
1998. Museo Nacional de Cerámica y Artes Suntuarias “González Martí”. Jaume Coll
Jaume Coll Conesa (Palma de Mallorca, 1958) es el director que lleva más tiempo al frente de uno de los museos estatales y el único que no forma parte del Cuerpo de Conservadores. Es director desde 1998 pero empezó a trabajar en el museo en 1986. Por comparar: en el tiempo de su mandato el Museo Arqueológico Nacional ha tenido cinco directores. En la fecha de su nombramiento, era Ministra Esperanza Aguirre y Director de Bellas Artes (abrevio la denominación de los cargos a partir de aquí) Benigno Pendás. Hace tanto de aquello que no queda información disponible sobre su nombramiento, salvo en prensa.
2010. Museo Arqueológico Nacional. Andrés Carretero
No es lo habitual que cuando un Ministro de Cultura y Lo Que Sea reciba la cartera se líe a destituir y a nombrar directores de museos estatales, que no son altos cargos (con excepción de los del Prado y del Reina Sofía) y desempeñan un trabajo “técnico”. Tras llegar al Ministerio en 2009, Ángeles González-Sinde dejó las cosas como estaban durante unos meses pero entre 2010 y 2011 sustituyó en lote a los directores de ocho de los museos: Arqueológico, Sefardí, Sorolla, Lázaro Galdiano, América, Decorativas, Romanticismo y Traje. El golpe fue sonado y la oposición pidió explicaciones. Es algo que no ha vuelto a suceder en una década larga: las renovaciones se han producido por jubilación o por cambio voluntario de destino y solo en un caso, del que luego hablaré (Museo del Greco) hubo cese.
2011. Museo Nacional de Artes Decorativas. Sofía Rodríguez Bernis
Publicada solo dos meses después que la del Arqueológico, esta convocatoria sí incluía solicitud de propuesta de Plan de Actuación y se acompañaba de información adicional, todavía localizable en la web del Ministerio. Se obligaba a contar con una comisión –nada sabemos de ella– y se daba la posibilidad de que los docentes universitarios optasen al puesto, algo común en las convocatorias a partir de entonces. Pero miren: ninguna de las directoras actuales son profesoras sino, como ya indiqué, en su totalidad conservadoras del Cuerpo. Solo Guillermo Solana, director del Museo Thyssen-Bornemisza –que está gobernado por una fundación, no directamente por el Ministerio– procedía de la Universidad (también María Bolaños pero ya se ha jubilado).
2011. Museo del Traje. Helena López de Hierro
Helena López de Hierro es la tercera y última. El suyo es un perfecto ejemplo de promoción interna, con la particularidad de que toda su carrera como conservadora (aprobó la oposición en 2005) ha tenido lugar en este museo, en el que entró a trabajar en 2006 y en el que fue responsable de los departamentos de Difusión y de Exposiciones temporales. Accedió a la dirección tras solo cinco años de experiencia. No es algo común.
La convocatoria obligaba a contar con una comisión de expertos (secreta), pedía una propuesta de Plan de Actuación y ofrecía información sobre el museo. Se especificaban los méritos a valorar, que incluían los conocimientos en arte, antropología y museología (no sobre la vestimenta, en concreto). No parece que la candidata cumpliera con algunas de las características requeridas: “Experiencia en el desempeño de puestos de trabajo de responsabilidad, así como en el establecimiento de relaciones institucionales a nivel interno y externo”.
2013: Museo Nacional de Antropología. Fernando Sáez Lara
Por jubilación de la que fue su directora desde 1980, Pilar Romero de Tejada, se abrió ya en tiempos de José Ignacio Wert una convocatoria similar a las anteriores, con la novedad de fijar una extensión máxima para la propuesta (30 folios, que se reduciría muchísimo en otras posteriores, a 8.000 palabras). Por primera vez, se dio acceso al nombramiento de la comisión de expertos, pero no lo podemos comprobar hoy, pues está roto el enlace.
Gran sorpresa: el elegido TIENE PUBLICADA EN LA WEB DEL MUSEO SU PLAN DE ACTUACIÓN. Perdonen que lo escriba en mayúscula, que equivale a gritar en una conversación, pero es que es un caso único. Fernando Sáez Lara (Madrid, 1966) pone además el enlace a la convocatoria, a la resolución que le otorgó el cargo y, por otra parte, da los nombres de absolutamente todos los que trabajan en el museo, con sus direcciones de correo electrónico, incluida la suya. ¿Cuesta tanto hacer esto?
Sáez Lara llegó a la dirección desde el Ministerio. Tras trabajar durante siete años en el Museo Nacional de Artes Decorativas, como administrador y como jefe del departamento de Investigación, se integró en 2010, siendo Ministra González-Sinde, como jefe de área (puesto técnico), en la Unidad de Apoyo de la Dirección de Bellas Artes –vean el organigrama de la DGBA–. Permaneció en el puesto con José María Lasalle como Secretario de Estado, hasta que quedó vacante la plaza en este museo
2016. Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira. Pilar Fatás
En febrero 2016 falleció José Antonio Lasheras, director del museo desde 1991, y en mayo se publicó la convocatoria para cubrir la plaza vacante. Se pedía plan de actuación, sin extensión, y se publicó también la composición de la comisión de expertos: dos personas del Ministerio (el Subdirector de Museos Estatales, Miguel González Suela, y una asesora de la Unidad de Apoyo, una responsable en Patrimonio del Gobierno de Cantabria y dos técnicos en investigación y conservación (del CNIEH y de la propia cueva de Altamira). No era exactamente una comisión independiente pero sí aceptablemente plural.
Supimos por la prensa que fueron cinco los candidatos, dato facilitado por José María Lasalle, que era entonces Secretario de Estado de Cultura (cosa inhabitual: el Ministerio casi nunca difunde ese tipo de información). La designada fue Pilar Fatás Monforte (Zaragoza, 1971), conservadora en el museo desde 1999 (su primer destino) y subdirectora del mismo desde 2001. Caso claro, por tanto, de promoción interna.
2017: Museo Nacional de Arte Romano. Trinidad Nogales
“Príncipes de la burocracia”, he titulado este artículo, pero en el caso del Museo Nacional de Arte Romano de Mérida cabe hablar de dinastía reinante. La dirección del mismo lleva casi ochenta años en manos de la misma familia. El primer director, entre 1945 y 1985, fue el arqueólogo impulsor del museo, José M.ª Álvarez Sáez de Buruaga, al que, cuando se jubiló, sucedió su hijo, José M.ª Álvarez Martínez. En 2017 le llegó a este el momento de retirarse y ocupó la plaza su esposa, Trinidad Nogales Basarrate (Mérida, 1960), que había sido entre 2011 y 2015 Consejera de Educación y Cultura de la Junta de Extremadura (siendo Presidente José Antonio Monago).
Fue además diputada por el PP en la Asamblea de Extremadura hasta el 27 de febrero de 2017, cuando presentó la renuncia a su acta parlamentaria. ¿Acaso daba ya por seguro su nombramiento? Aunque se publicó en el BOE el 15 de marzo, la resolución de la convocatoria tiene fecha de 21 de febrero.
Nogales tuvo su primer y único destino como conservadora en este mismo museo, a partir de 1986, aunque había realizado investigación en él desde 1979, y se ocupó de áreas como Documentación, Colecciones e Investigación.
La convocatoria fue similar a las precedentes, y está publicada la composición de la comisión de expertos, cuyos miembros fueron designados, según informó el Ministerio, por el ICOM, la Real Academia de la Historia, la Junta de Extremadura y el Ministerio. Era en esas fechas Ministro Íñigo Méndez de Vigo y Director de Bellas Artes Luis Lafuente Batanero.
La dinastía no termina aquí. Vean luego el apartado sobre el Museo Sefardí.
2018: Museo de América. Encarnación Hidalgo
En 2018 se jubiló Concepción García, que había sido directora del museo desde 2011 (tanda de González-Sinde). Se abrió convocatoria, con las características habituales pero con la particularidad de que se publicó en abril, con Méndez de Vigo aún en posesión de la cartera, y se resolvió en julio, ya con José Guirao como Ministro y José García Fernández como Subsecretario de Cultura y Deporte. Este último debía conocer bien el museo y, al parecer, a su personal, pues se da la circunstancia de que su esposa, Paz Cabello, fue la directora entre 1992 y 2008 (y antes subdirectora, de 1983 a 1992).
Lo que cuento a continuación no lo puedo documentar pero lo he contrastado. Estaba ya decidido que la directora iba a ser Ana Azor, entonces subdirectora del museo pero con responsabilidades anteriores en el Ministerio, cuando García Fernández frenó el nombramiento e impuso, en contra del parecer de González Suela (que acabaría cayendo), su preferencia por Encarnación Hidalgo Cámara, una conservadora que tenía “menos tablas”, aunque había trabajado antes de llegar al Museo de América en 2005 –donde fue responsable del departamento de Difusión y después del de Documentación– en el Museo Nacional de Ciencia y Tecnología, en el de Antropología y en el de Ciencias Naturales.
Hubo comisión pero no se hizo pública su composición (para fortuna de los involucrados; menudo papelón…). Caso de promoción interna.
2020: Museo Sorolla. Enrique Varela
En 2019 se jubiló Consuelo Luca de Tena, que era directora por designación de González-Sinde desde 2010. Con el equipo Guirao / García Fernández en el Ministerio, se publicó en el BOE la convocatoria (la habitual, con comisión pero secreta) para sustituirla. El designado fue Enrique Varela Agüí (Madrid, 1968), que era conservador “raso” en el museo desde 2014, año en el que, a la llegada de Miguel Ángel Recio a la Dirección de Bellas Artes, fue destituido como Subdirector de Museos Estatales. González-Sinde, tras tenerlo como asesor durante un año, le había asignado en 2010 esa responsabilidad a través de una convocatoria… pero lean en este mismo blog (La resolución ultrarrápida: el nuevo Subdirector de Museos Estatales) cómo es posible manipular impunemente este tipo de “concursos”.
Varela, en el Cuerpo desde 2005, inició fugazmente su carrera en el propio Sorolla –ya ven que no es raro esto de volver al museo madre– y pasó por el del Traje antes de recalar en el Servicio de Difusión de la Subdirección de Museos y en el gabinete de la Ministra.
Se trata, por tanto, de un caso de promoción interna pero referido a un miembro de la nobleza ministerial.
2020: Museo Sefardí. Carmen Álvarez Nogales
Aquí llega la heredera de la dinastía emeritense. En 2019 falleció Santiago Palomero (otro conservador al que se confió la dirección de su museo-madre tras haber sido Subdirector de Museos). Carmen Álvarez Nogales (Mérida, 1983) es, creo, la más joven de las directoras de museos estatales. Hija de Trinidad Nogales –actual directora del Museo Nacional de Arte Romano– y de José Mª Álvarez Martínez –el precedesor de esta–, era desde 2010 conservadora en el Museo Sefardí de Toledo, su primer destino, donde fue responsable de difusión y comunicación.
Convocatoria habitual y comisión secreta. Tendremos que considerarlo un caso de promoción interna pero, de nuevo, ¿reunía los méritos requeridos? (se especifican aquí).
2021: Museo Lázaro Galdiano. Begoña Torres
Según los estatutos de la Fundación Lázaro Galdiano, es competencia del patronato “Nombrar y separar al Director Gerente, a propuesta del Presidente, y establecer las condiciones de su relación de servicios con la Fundación”. El presidente es el Ministro de Cultura: a fecha del nombramiento de Begoña Torres González, en sustitución de Elena Hernando –que se fue motu proprio a la Comunidad de Madrid–, era José Manuel Rodríguez Uribes.
No hubo convocatoria para dirigir este museo, en el que perfectamente, al no estar sometido a las restricciones administrativas de la mayoría de los estatales por estar gobernado por una fundación, se podría haber hecho un concurso de dirección como en tantos otros museos públicos en España. No se exige que el director sea un funcionario (es un contrato de prestación de servicios) y su mandato, dicen los estatutos (art. 18), será de cinco años prorrogables sin límite.
Begoña Torres González (Madrid) fue directora del Museo del Romanticismo en los años de transformación del mismo, desde 1997 hasta 2009. En 2010 fue nombrada Subdirectora General de Promoción de las Bellas Artes, cargo que perdió en 2020 al suprimir Rodríguez Uribes esa unidad que fue tan importante en la dinamización expositiva de los museos estatales y que puso en marcha las salas de Tabacalera (lean en este blog: ¿Hay alguien ahí?). Torres fue destinada al departamento de Registros y Documentación del Patrimonio Histórico, como Subdirectora General, donde permaneció solo unos meses. Y de ahí al Lázaro Galdiano.
2021: Museo Nacional del Romanticismo. Carolina Miguel Arroyo
En 2011, la sucesora de Begoña Torres al frente del Museo Nacional del Romanticismo fue Asunción Cardona quien, en 2021, dejó el puesto para ser Subdirectora General de Bellas Artes de la Comunidad de Madrid, por lo que hubo que buscar reemplazo. Atención porque vienen cambios. Como hemos visto, hasta este momento los nombramientos se hacían por libre designación mediante presentación de proyecto y se contaba con un comité de expertos para elaborar el informe que justificara la decisión tomada. Pero aquí el Ministerio se acoge a la literalidad del Reglamento General de Ingreso del Personal al servicio de la Administración y renuncia a aparentar al menos que está aplicando en la medida de lo posible el Documento de Buenas Prácticas que suscribió con las asociaciones del sector de las artes visuales en 2007.
2021: Museo Cerralbo. Carmen Jiménez
En mayo de 2021 se jubiló Lourdes Vaquero, tras dirigir el Museo Cerralbo de Madrid durante veintiún años. El relevo, como en el Museo del Romanticismo, se hizo por designación a secas, sin proyecto ni comité.
El Cerralbo está asociado, de manera similar al Sorolla, a una Fundación. Allá voy con su denominación: Fundación “Museo del Excmo. Sr. D. Enrique de Aguilera y Gamboa. XVII Marqués de Cerralbo”. Sus estatutos (art. 13º) otorgan al Patronato la siguiente facultad a la hora de elegir director, el cual deberá pertenecer al Cuerpo de Conservadores: “podrá comunicar” al Ministerio “las circunstancias y caracteres” que, a su juicio, deben integrar el perfil del puesto, y esas sugerencias deberán ser consideradas. No participa en la decisión: solo debe ser informado una vez tomada. Pero una vez en su puesto, se reserva la potestad de supervisar la gestión del director en las tareas que le encomiende la Fundación. Es también un poco rara esta relación.
La elegida fue Carmen Jiménez Sanz. Su primer destino como conservadora, en 2000, fue el propio Museo Cerralbo (les va resultando familiar esto, ¿verdad?), aunque ya colaboraba allí desde 1993 pues hizo su tesis doctoral sobre el XVII Marqués de Cerralbo y la arqueología española de su tiempo. Trabajó después en el ARQVA, en el Arqueológico Nacional, en el Servicio de Fondos Museográficos del Ministerio de Cultura y en el Centro Cultural de España en México (AECID).
En 2003 comienza su enhebrado de cargos político-técnicos al asumir el de Responsable de Museos y Colecciones en la Comunidad de Madrid. Allí, fue ascendida en 2008 a Subdirectora de Museos, y descendida a Jefa de Servicio de Turismo Cultural en 2013 y a jefa de Área de Programación Cultural en 2016. En febrero de 2019 –José Guirao como Ministro y Román Fernández-Baca como Director de Bellas Artes– fue nombrada Subdirectora de Museos Estatales. Y de ahí directamente al Cerralbo.
2022: ARQVA. Rafael Sabio
Llegamos a los últimos nombramientos, ya en la etapa de Miquel Iceta, con Isaac Sastre en la Dirección de Bellas Artes. Parecen especialmente caprichosos, verán por qué.
Antes, una breve referencia a la lucha numantina que libró el anterior director del ARQVA de Cartagena frente a un par de ministras de Cultura. Iván Negueruela era director del museo desde 1992. En 2006, Carmen Calvo le cesó en vísperas de la inauguración de la costosa nueva sede, que él había impulsado. Sin aducir razones: quien a dedo es puesto a dedo es depuesto. Pero Negueruela se revolvió y llevó el caso ante el Tribunal Superior de Justicia, que en 2009 consideró injustificado el despido –pues había obtenido el puesto por concurso de méritos, no por libre designación, forma de nombramiento que se implantó después– y ordenó su readmisión, ya en tiempos de González-Sinde. Pero esta tampoco lo quería allí y en 2010 le redespidió. Y él perseveró ante los tribunales, llegando a la Audiencia Nacional, que de nuevo le dio la razón, por lo que volvió a ser director en 2013.
2022: Museo del Greco. Rosa Becerril
Algo similar ocurre con el nombramiento que conocimos la semana pasada: el de Rosa Becerril Sánchez como directora del Museo del Greco en Toledo. Su predecesor fue Juan Antonio García Castro, el único director de museos estatales que, excepción hecha de los intentos de destronar a Negueruela en Cartagena, ha sido cesado en los últimos años. Se lo hizo saber en junio de 2021 Lola Jiménez-Blanco, aduciendo una «remodelación organizativa”, aunque aclarando “que no era una decisión suya sino de su superior, el Secretario General de Cultura, Javier García Fernández”. La negativa de este a justificar el cese fue muy significativa: «La Administración nombra y cesa. Es un cargo de libre designación (…) No hay que dar razones. Si tuviéramos que explicar cada decisión, ¿qué sería esto?. El régimen jurídico es muy claro al respecto».
Durante unos meses, la directora del Museo Sefardí asumió las tareas de gestión del Museo del Greco, pero el 15 de enero se publicó en el BOE la convocatoria para la provisión del puesto. Con solicitud de plan de actuación, la posibilidad de contar con expertos y con estos conocimientos específicos a valorar: “Conocimiento de las culturas, religiones y manifestaciones artísticas en la Edad Media y Edad Moderna en la ciudad de Toledo”.