La masacre de Odesa: el crimen de los radicales ucranianos que sigue impune 8 años después
El 2 de mayo del 2014 Ucrania vivió una de las peores escenas de terror desencadenadas por el golpe de Estado en Kiev y la llegada al poder de fuerzas ultranacionalistas. Decenas de personas de procedencia rusa fueron incineradas vivas y sus cuerpos profanados por grupos radicales de derecha, un crimen que aún hoy sigue impune.Las autoridades de la ciudad ucraniana de Odesa han impuesto un toque de queda que durará desde la noche del 1 de mayo hasta la mañana del 3 de mayo. De esta manera quedaron cancelados todos los eventos conmemorativos de la tragedia que algunos grupos ultranacionalistas de Ucrania consideran de «festejo».En Moscú, al contrario, cientos de personas organizaron una marcha en tributo a las víctimas de los radicales ucranianos. Previamente, desde el Ministerio de Exteriores ruso aseguraron que Rusia buscará castigar a los criminales que permitieron y ejecutaron la masacre, que siguen impunes desde el 2014.
¿Qué pasó en Odesa?
Tras el golpe de Estado de febrero del 2014 en Kiev y la implementación de leyes discriminatorias hacia la población rusa de Ucrania, en todo el sur y este del país —mayoritariamente rusoparlante— se llevaron a cabo masivas manifestaciones contra el nuevo Gobierno. En la ciudad sureña de Odesa, cientos de activistas desconocieron las nuevas autoridades y tomaron la llamada Casa de los Sindicatos.Para el 1 de mayo, Día Internacional de los Trabajadores, una multitud marchó por las calles del centro de la ciudad con pancartas que decían «Poder popular» y «El fascismo no pasará». Al día siguiente, la situación se tornó violenta.
Tras previos enfrentamientos en las calles aledañas y con la total ausencia de fuerzas policiales, grupos de radicales de derecha, ultras futbolísticos y paramilitares de la organización neonazi Pravi Sektor (Sector Derecha) reprimieron las protestas antigubernamentales armados con palos, mazos y manoplas. Los activistas a favor de los derechos de la población rusófona se refugiaron en la Casa de los Sindicatos que para muchos resultó ser fatal.La multitud de ultranacionalistas comenzó entonces a tirar piedras y cócteles molotov contra el edificio, provocando un incendio que rápidamente comenzó a extenderse por todo el edificio.
Como resultado, 31 personas murieron atrapadas mientras ardía el edificio. Los cuerpos de varias víctimas fueron posteriormente profanados. En total, en los enfrentamientos fallecieron 48 personas, 46 de las cuales eran activistas de procedencia rusa.Al día de hoy, pese a las numerosas evidencias visuales, ninguno de los ultranacionalistas involucrado en la masacre ha sido llevado ante la justicia.Mientras algunos de los presentes intentaban ayudar a quienes intentaban escapar de las llamas, otros elementos más radicales golpeaban a los que salían del edificio. Las unidades de bomberos que acudieron a la llamada de socorro, fueron incapaces de extinguir el fuego de manera efectiva, ya que un gran número de ultranacionalistas les impidieron acercarse.
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