El pasaporte y la visa de la historia
A los cuartos de final, una fase que debe escribirse con mayúsculas en cualquier campeonato, los mexicanos le llamamos quinto partido. Visto como meta deportiva y etiqueta comercial, el quinto partido es el lugar donde alguien colocó, sin preguntarnos, la última frontera de nuestro juego en los Mundiales.
En ese punto que refleja la actualidad hay ocho equipos europeos por una orilla del Atlántico y ocho americanos por la otra: Alemania, España, Francia. Portugal, Inglaterra, Suiza, Países Bajos, Turquía, Argentina, Ecuador, Venezuela, Canadá, Panamá, Uruguay, Brasil y Colombia.
Mezclemos, sembremos, eliminemos a uno y agreguemos a otro porque no olvidemos que faltan asiáticos y africanos, y del enfrentamiento de esos dieciséis equipos obtendremos un simulacro muy cercano a los cuartos de final del próximo Mundial. Las Copas América y las Eurocopas documentan con exactitud los ciclos finales del futbol: son el pasaporte y la visa de la historia.
Pero la regla dice que a los quintos partidos de las Copas del Mundo también llegan selecciones que no destacan en primera línea europea, ni americana, no pertenecen al grupo de “campeones” y siempre agregan un factor que rompe quinielas garantizando representatividad al juego con un tercer y cuarto continente mediante un salvoconducto FIFA para tierras muy pequeñas, desconocidas o lejanas.
En los primeros seis Mundiales de este siglo, para no ir tan lejos, los ”quintopartidistas” fueron: Senegal, Turquía, Corea del Sur y Estados Unidos en 2002; Ucrania en 2006, Ghana y Paraguay en 2010, Costa Rica en 2014, Croacia en 2018 y Marruecos en 2022.
De estas diez selecciones nacionales solo Croacia repitió ciclo jugando el quinto, sexto y séptimo partido en Rusia 2018 y otra vez el quinto y sexto en Qatar 2022, donde fue eliminada como vigente subcampeona del mundo. Empecemos por llamarle al quinto partido, cuarto de final.