Conoce el nuevo Museo Paleontológico único en su tipo dentro del nuevo Aeropuerto Felipe Ángeles
Ciudad de México. El Museo Paleontológico de Santa Lucía Quinametzin, único en su tipo porque da cuenta de la colección de restos fósiles, con una antigüedad de entre 30 mil y 11 mil 700 años, más numerosa e importante de América Latina, está listo para recibir visitantes en el pabellón cultural del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA).
El nuevo recinto cultural es resultado de la colaboración entre la Secretaría de la Defensa Nacional y la Secretaría de Cultura, indicó el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), en un comunicado.
El museo paleontológico y su centro de investigación aledaño se plantean como un enclave nacional e internacional para el estudio de la paleontología.
El espacio museístico, que estará abierto al público de martes a domingo de 10 de la mañana a 4 de la tarde, cuenta con seis salas de exposición permanente, una sala para muestras temporales, un jardín temático, salas de interacción digital y de proyecciones en 4K, áreas para talleres infantiles y servicios como cafetería, juegos infantiles y tienda de recuerdos.
La primera sala permanente, detalla la presidenta del Consejo de Paleontología del INAH, Felisa Aguilar Arellano, “relata la historia geológica de la Cuenca de México, a partir de evidencias sedimentológicas, vulcanológicas y otros elementos que nos ayudan a reconstruir el devenir del vulcanismo y el clima durante los últimos 30 millones de años”.
El guion científico, creado por investigadores del INAH, de la Escuela Nacional de Antropología e Historia y de la Universidad Nacional Autónoma de México, especializados en paleontología, arqueología y otras ciencias, y complementado por personal de la Coordinación Nacional de Museos y Exposiciones del instituto para incluir espacios aptos para personas con discapacidades visuales y auditivas, conduce a la segunda sala, dedicada a una de las especies pleistocénicas con mayor presencia en el territorio que hoy ocupa México: el mamut colombino (Mammuthus columbi).
“Hablamos del origen, la evolución, migración y otras características del mamut colombino. En esta sala se podrá ver uno de los esqueletos más completos –con el 96% de sus restos óseos– recuperados durante el trabajo de salvamento arqueológico en el aeropuerto. Además se incluye una representación de una hembra con su cría, para que los visitantes puedan visualizar y comparar la talla de estos animales”.
La Sala 3 brinda un panorama sobre el registro fósil de la Cuenca de México, mostrando qué organismos de flora y fauna habitaron dicha región –comprendida entre la Ciudad de México, el Estado de México e Hidalgo– hace más de 10 mil años, mediante evidencia publicada por otros proyectos de investigación, a la que se sumará lo recolectado en la obra del AIFA.
En la Sala 4 se muestran reproducciones de cráneos humanos y materiales culturales, como puntas de flecha y otras herramientas que permiten reconstruir la historia del poblamiento paulatino de la Cuenca de México.
“La Sala 5 toca la relación entre los fósiles y los imaginarios culturales, ya que, si bien hoy sabemos que tales elementos son evidencias de vida pasada, también es importante reconocer cómo la sociedad, en épocas pasadas o incluso en la actualidad, tiene una interpretación propia a partir de sus saberes”.
La paleontóloga Felisa Aguilar Arellano ejemplifica lo anterior con el nombre del museo: Quinametzin, vocablo náhuatl que significa ‘gigante’, en alusión a la idea de que en la época prehispánica se tenía sobre los fósiles en Mesoamérica, “cuando encontraban vestigios de megafauna se creía que aquellos huesos de gran tamaño pertenecían a los gigantes que habían creado al mundo en eras anteriores”.
La última sala da una síntesis de los trabajos de salvamento realizados en el AIFA, los cuales concluirán en el corto plazo, aunque se plantea prosigan dado que el diseño de la terminal contempló áreas de reserva para exploraciones futuras, o bien, de cara a los salvamentos que acompañarán la expansión del aeropuerto.
Un espacio relevante del museo será el Jardín Temático, experiencia inmersiva en la que las y los visitantes podrán adentrarse a una sala donde, por medio de proyecciones en 360 grados de elementos visuales y auditivos, reproducciones escala 1 a 1 de animales como el león americano, mastodonte o tigre dientes de sable, se reconstruirá el paisaje y el ambiente de hace 15 mil años.
Centro de investigación pionero en México
El recorrido por la llamada ‘Tierra de gigantes’ incluye el Centro de Investigación Paleontológica, un espacio que resguardará e investigará los restos fósiles y la información asociada que se han recuperado en el AIFA, permitiendo conservar el patrimonio paleontológico del Pleistoceno Tardío.
Tiene una superficie de 2,600 metros cuadrados y cuenta con laboratorios, área de restauración-conservación y una osteoteca, la cual resguarda ya más de 62 mil piezas óseas halladas en los salvamentos arqueológicos.
Cada una de las piezas óseas resguardadas ha sido registrada en las bases de datos del INAH y etiquetada con anotaciones sobre su tipología, procedencia, fecha de excavación y nombre del arqueólogo que la intervino.
El centro está equipado con 37 módulos de anaqueles móviles para optimizar espacios, 191 módulos de anaqueles fijos para piezas de formato menor y una grúa móvil para la manipulación de piezas de gran formato, con capacidad de carga de dos toneladas; además de sistemas de climatización y control de humedad.
La especialista concluye que este centro de investigación está llamado a ser un área núcleo para la paleontología del Pleistoceno Tardío en nuestro país, dado que permitirá dar continuidad al análisis de los numerosos vestigios paleontológicos y arqueológicos que se han descubierto en los casi 600 puntos de exploración, ubicados desde el 5 de noviembre de 2019 y hasta hoy, en los terrenos del AIFA.