Inventores que se arrepintieron de sus creaciones
No siempre ser inventor es motivo de orgullo para sus creadores. Hay ocasiones en que desearían no haber tenido estas ideas nunca.
Aunque se han realizado muchos descubrimientos e inventos científicos a lo largo de la historia de la humanidad, la gran mayoría de ellos se desarrollaron entre los siglos XIX y XX. Fueron días en los que la ciencia moderna comenzó a despegar y cambiar el mundo. Sin embargo, hay muchos inventores que se arrepintieron de sus creaciones una vez que se descubrieron su objetivo en la sociedad.
A algunos de los creadores se les ocurrieron dispositivos, equipos, herramientas y máquinas brillantes que todavía usamos hoy, mientras que otros abrieron las puertas para que las generaciones futuras los hicieran realidad e incluso mejoraran. Y es que, en la actualidad puede parecer que estamos constantemente observando el lanzamiento de nuevas innovaciones y descubrimientos emocionantes. Sin embargo, muchas de las nuevas ideas y tecnologías que están dando forma a nuestro mundo moderno a menudo se remontan a siglos atrás en sus orígenes.

Algunos revolucionaron nuestra historia, como la rueda. Aunque la primera rueda probablemente se desarrolló alrededor del año 4000 a.C., fue un dispositivo que marcó un antes y un después en nuestra historia, permitiendo, por ejemplo, combinarlo con un eje y crear una rueda de alfarero que giraba libremente gracias a su mecanismo de rueda-eje. Fueron desarrollados inicialmente en la antigua Mesopotamia y el ejemplo más antiguo que se conserva de un dispositivo como este se halló en Ur y data de, aproximadamente, 3100 a.C.
Inventos como el teléfono, la televisión o el ordenador han definido nuestra historia e inventores como Leonardo da Vinci, Nikola Tesla, Thomas Alva Edison o Alexander Graham Bell han transformado nuestra sociedad.
Pero hay una serie de inventores que, pese a que sus creaciones coparon los titulares de los medios de comunicación de la época, se arrepintieron de sus propios inventos, atormentando continuamente su conciencia. ¿Quieres conocer de qué científicos hablamos?

Robert Oppenheimer: bomba atómica
Robert Oppenheimer, considerado el padre de la bomba atómica, ocupó el cargo de Director del Laboratorio de Los Álamos durante la época de la Segunda Guerra Mundial. Los países luchaban entre sí, mientras millones de personas morían cada día y el conflicto no tenía visos de parar. Mientras fabricaban la bomba atómica, el equipo científico creyó que con este invento asentarían un mundo más seguro para todos los ciudadanos -de su país-. Sin embargo, una vez lanzadas las bombas atómicas y contemplar la muerte y destrucción masiva de millones de japoneses, se arrepintieron de su magno invento. Oppenheimer expuso que la guerra había adormecido a la humanidad y que fue un error imperdonable haber creado tal arma de destrucción masiva que otorgó la victoria a Estados Unidos de la forma más dramática y cruel posible.

Arthur Galston: agente naranja
El fisiólogo y biólogo vegetal estadounidense, Arthur Galston, creó el arma conocida como “agente naranja”, un defoliante químico que fue empleado masivamente por la Fuerza Aérea estadounidenses entre 1962 y 1971 durante la Guerra de Vietnam. Sus investigaciones ayudaron a desarrollar este potente herbicida que, en teoría, podía estimular la floración de la soja y hacerla crecer más rápidamente. Sin embargo, nuevamente un invento fue destino a la guerra.Las tropas estadounidenses liberaron alrededor de 76 millones de litros del defoliante químico para destruir cultivos y exponer las posiciones y rutas de movimiento del Vietcong. Su intoxicación provocó daños graves en los órganos, sobre todo en el hígado, y graves consecuencias en el feto: malformaciones, deformidades… se cree que al menos 100.000 niños nacieron con discapacidades a consecuencia del Agente Naranja. Galston, viendo el enorme daño medioambiental y humano que estaba provocando esa sustancia, instó al gobierno estadounidense a realizar un estudio toxicológico que derivó en el cese de la fumigación del Agente Naranja. Para Galston, este invento fue “un mal uso de la ciencia”.

Alfred Nobel: Dinamita
El inventor de la dinamita fue Alfred Nobel, pero probablemente no es el invento por el que le hubiera gustado ser recordado. Su padre también era inventor, así que el deseo de crear cosas nuevas lo llevaba en la sangre. Mientras estaba en París conoció a Ascanio Sobrero, un químico de Italia que había desarrollado la nitroglicerina. Pensó que había que idear algún modo de estabilizar esta sustancia para que tuviera un uso práctico. Lo consiguió mezclándola con la arcilla kieselguhr. A este invento lo llamó dinamita y obtuvo una patente en 1867. Aunque su objetivo inicial era utilizarla como herramienta en la industria minera, fue destinada para la guerra, motivo que también atormentaba su cabeza por la cantidad de muerte y destrucción que había generado su invento.

Mikhail Kaláshnikov: AK-47
El ingeniero soviético y ruso Mikhail Kalashnikov diseñó el rifle que llevó su nombre para el ejército ruso al final de la Segunda Guerra Mundial después de presenciar terribles bajas en la batalla e incluso resultar herido él mismo en el brazo a causa de una bomba. Fue en el hospital cuando comenzó a diseñar un arma, un rifle automático, que podría fabricarse de forma económica utilizando los métodos de producción en masa disponibles en ese momento. El teniente general Kalashnikov vivió lo suficiente como para que su creación fuera responsable de más muertes que cualquier otro rifle de asalto. Antes de morir envió una emotiva carta a la Iglesia Ortodoxa Rusa en la que se arrepentía de haber creado este arma, sintiendo “un dolor insoportable” por llevar esa carga sobre sus hombros; en la misiva se preguntaba si era culpable de las muertes causadas por su rifle.

Philo T. Farnsworth: Televisión
El inventor estadounidense Philo Farnsworth creó la primera televisión totalmente electrónica. Eso sí, Farnsworth tenía una visión idealizada de lo que sería la televisión en la sociedad. Según su creencia, permitiría que las personas aprendieran unas de otras, siendo la TV un medio de educación y que, además, resolvería los problemas mundiales. Este invento, que vivió hasta 1971, vio que la televisión se convertía en algo que no esperaba. Ni era una herramienta educativa ni había resuelto problemas globales, sino como un mero entretenimiento en el que muchas personas pasan demasiadas horas al día. Así que se arrepintió también de su creación.

John Sylvan: Cápsulas K-cup
Las cápsulas de café desechables se tornaron como un estupendo invento en el siglo XX. Una forma cómoda de hacer café en las cafeteras modernas. Sin embargo, este inventor se arrepintió de su creación por ser una opción tan poco favorable para el medio ambiente, con la cantidad de desechos que produce.

Kamran Loghman: espray de pimienta
Como estamos viendo, muchos inventos destinados a mejorar la vida en el planeta, acaban teniendo usos o consecuencias no deseadas que hacen que sus inventores se arrepientan por completo de haber tenido esta idea. También es el caso de Kamran Loghman, desarrollador de la tecnología de pulverización de pimienta de grado armamentístico para aplicaciones policiales. Este experto en guerra y armamento, trabajó con el FBI en la década de 1980 para crear un spray de pimienta apto para armas. Pero, tras ver cómo los policías rociaban a unos manifestantes no violentos del movimiento Occupy Wall Street, cambió de opinión sobre su invento. Afirmó no estar de acuerdo con este uso del aerosol. En España, por ejemplo, este espray está permitido siempre que sea homologado y el uso esté justificado.

Bob Propst: cubículo de oficina
El inventor estadounidense Bob Propst trabajaba como consultor para Herman Miller en la década de 1960, cuando ideó la Oficina de Acción como una división creada para innovar en todas las áreas. Según declaró al diario New York Times en 1997, estaba diseñado para «dar a los trabajadores del conocimiento un entorno más flexible y fluido», pero las empresas vieron su invento como una forma de ahorrar dinero, eliminando las oficinas individuales y reemplazándolas con espacios abiertos y decenas de cubículos. Propst lamento profundamente su invento como un lugar impersonal y más parecido a una ratonera que a un lugar de trabajo.

Garrett Morgan y la máscara de gas
Garrett Morgan, un inventor afroamericano, desarrolló una primera versión de la máscara antigás en 1914. Su intención era ofrecer protección contra gases y humo tóxicos. Sin embargo, su invento fue posteriormente cooptado y utilizado por los opresores durante la guerra química. A pesar de ello, siguió luchando por los derechos civiles e hizo contribuciones significativas a la sociedad, incluida la invención del primer semáforo con un sistema de tres posiciones.